Por Richard Burdiles M., Periodista
VICTORIA.-
Sorpresa causó la repentina demolición del antiguo caserón de la otrora familia Meier, ubicada en la intersección de calles Confederación Suiza y General Urrutia en esta ciudad, pleno centro de Victoria. Ello más aún dentro de las celebraciones del Día del Patrimonio Cultural en todo Chile, las cuales fueron encabezadas por el propio Presidente de la República -Sebastián Piñera- en el año del Bicentenario, el pasado día domingo 5 de septiembre pasado.
Fue así como el hecho provocó una sistemática visita hasta la redacción de Las Noticias, no solo para conocer los por menores de tal decisión, sino además para dar cuenta o evidenciar su malestar para con la demolición de uno de los últimos vestigios del escaso patrimonio arquitectónico e identitario que posee la comuna de Victoria. Fue así como el victoriense Sergio Cerda Oyarce, quien es profesor y experto en patrimonio arquitectónico, cultural y social.
Quien además ha prestado sus servicios, oficio y opinión en entidades tan importantes como la Pontificia Universidad Católica de Chile y al interior del Centro de Perfeccionamiento e Investigaciones Pedagógicas de Chile. “El pasado domingo, justo cuando se celebraba el Día del Patrimonio Cultural en todo Chile, me encontré con la destrucción total de una casa patrimonial de Victoria. De ella no quedó nada. Fue una acción criminal. No se tuvo el más mínimo respeto por lo que es el patrimonio de la ciudad. Quiero pensar que se trata de gente ignorante. Tal acción nos convierte en una ciudad y sociedad inculta. Sin identidad. En otras partes de Chile esto no ocurre.
Existen lugares y barrios patrimoniales en que la gente se preocupa en preservarlos. Acá no importa los años que hubiese tenido la casa. En ella vivió -por ejemplo- el primer Director del primer colegio que tuvo Victoria. Poseía una rica historia. Era de principios del novecientos. Fue una aberración. Algo totalmente condenable. Yo me pregunto ¿Quiénes son los encargados de permitir que se pueda destruir sin ninguna oposición, el patrimonio histórico de Victoria?” concluyó Cerda Oyarce sin dejar de ocultar su desazón, rabia y pena.